Bogotá, 11 de febrero de 2020
Para nosotros es una gran satisfacción tener la oportunidad de estar lanzando este Fondo para promover la equidad, a través de la participación de más mujeres en la ciencia; y sobre todo la equidad, a través de la formación de más mujeres en las áreas denominadas STEM (ciencia, tecnología, matemáticas, ingenierías), porque necesitamos que las mujeres del mundo entero, y particularmente las jóvenes colombianas, se interesen por estos campos del conocimiento, se introduzcan a fondo en estas áreas, porque es la manera de que las mujeres sean líderes en la producción de conocimiento y tengan la participación que deben tener en los distintos campos de la ingeniería, de la innovación, de la tecnología. Esta es la manera de contribuir a la sociedad, pero también de cerrar esas brechas que marginan tanto a las mujeres.
Quiero agradecer, a todos, este acompañamiento, la respuesta que han dado a la iniciativa que tuvimos con nuestra Ministra Mábel Torres, y nuestra Consejera Presidencial para la Equidad de la Mujer, Gheidy Gallo, de conmemorar este Día de la Niña y la Mujer en la Ciencia. Ya existen, por fortuna, varias fechas en donde se conmemoran los avances importantes de la mujer en distintos campos de liderazgo en la sociedad.
Hoy es una fecha muy importante para que podamos pensar y actuar estratégicamente sobre cómo debemos comportarnos como sociedad, para que toda la población, pero particularmente nuestras niñas y las mujeres de Colombia, puedan insertarse y aprovechar en el corto plazo las oportunidades que nos brinda la economía del conocimiento en el marco de esta cuarta revolución industrial.
Esta fecha fue proclamada en 2015 por la Asamblea General de Naciones Unidas, con el propósito de reconocer el rol fundamental de las mujeres y las niñas en la ciencia y la tecnología a nivel mundial. Una de las principales razones por las cuales las mujeres no se están adaptando a estos cambios y, por tanto, no mejoran sus condiciones de empleabilidad e ingreso, es justamente el hecho de que están estudiando muchísimas carreras que no tienen la demanda suficiente por parte de las empresas, del mercado laboral y de todas las áreas de la cuarta Revolución Industrial.
Porque queremos cerrar esa brecha para siempre, debemos promover el protagonismo de nuestras niñas en la ciencia y en las carreras STEM. Tenemos que lograr que haya un cambio de paradigma, que viene de la mano de esta cuarta Revolución Industrial.
El mundo hoy está experimentando esta revolución que trae nuevas orientaciones productivas, en las cuales se combina el factor trabajo, con procesos de digitalización e inteligencia artificial, con la convergencia de la genética y de la tecnología de la información y las comunicaciones.
Recordaba esta mañana cómo dentro de la ciencia hemos visto también que las mujeres han sufrido la exclusión y el machismo. Si bien hubo mujeres tan importantes como Marie Curie, que hizo sus descubrimientos y recibió su Premio Nobel en física y en química, esa no ha sido la misma suerte de todas las mujeres que han tenido un protagonismo importante en el mundo científico. De hecho, hay una mujer muy importante, Rosalind Franklin, que fue la persona que identificó buena parte de lo que ha servido para el desarrollo de la genética. Precisamente ella, a través de las fotografías que tomó de las células, fue la que dio lugar a que posteriormente la ciencia encontrara el ADN como lo conocemos hoy por hoy, pero cuando vino el Premio Nobel de Medicina, para todos los que habían logrado esta identificación del ADN, ella no estaba en esa foto. Esa foto les correspondió a tres científicos.
Lo mismo sucede con otras mujeres que han participado en campos muy importantes de la ciencia, una médica muy famosa, Marthe Gautier, que fue la que encontró la causa y la manera de identificar el síndrome de Down. Fue también una mujer la que logró encontrar esa primera causa en el sistema nervioso y desafortunadamente no tuvo nunca un Premio Nobel de medicina.
¿Por qué lo quiero recordar? Porque sabemos que no podemos desistir en esta lucha por lograr, primero, el reconocimiento al aporte intelectual que tenemos las mujeres que ofrecer a la vida en sociedad, pero también el aporte que se ha hecho muchas veces sin reconocimiento, y esto nos obliga a estar cada vez más conscientes de reconocer permanentemente los aportes de otros, no importa si son hombre o mujeres, pero saber que, de manera muy injusta se ha marginado de ese reconocimiento a personas que le han dado un valor agregado muy significativo a la evolución de la ciencia.
Según el Foro Económico Mundial, la inteligencia artificial será uno de los motores de transformación de la economía en la cuarta Revolución Industrial, así como uno de los aspectos diferenciadores para lograr que haya innovación.
Existe una significativa brecha para las mujeres. Sólo el 22% de los profesionales en inteligencia artificial a nivel mundial, son mujeres. Una de las principales razones por las cuales las mujeres no se adaptan a estos cambios y no participan, es porque desafortunadamente existen muchos mitos. Y buena parte de esos mitos terminan reflejados en las estadísticas, como las que trae el Foro Económico Mundial, que nos dice que, si no rompemos mitos en las sociedades, si no estimulamos y promovemos a nuestras niñas y jóvenes para entrar de lleno en estos campos del conocimiento, nos demoraremos más de 250 años en cerrar la brecha económica que existe hoy en contra de las mujeres.
Según la Unesco, en su informe de 2019, con respecto a la educación de las mujeres y las niñas en materia de STEM, sólo el 35% de las estudiantes de educación superior en el mundo, se están dedicando a estas profesiones.
De acuerdo con el BID, en América Latina, las matrículas de mujeres en estas carreras, es apenas del 26%, y aquí en Colombia, las cosas no son más favorables; la población escolarizada de mujeres asciende a 20,7 millones, de estos 20 millones, hay 2,3 millones que accedieron a la educación superior, es decir, el 11%; y dentro de esta población, menos de 350.000, eligieron una de estas carreras de ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas, como su proyecto de vida. Es decir, sólo el 15% de la población universitaria de mujeres versus el 31% de la población universitaria de hombres, está estudiando una de estas carreras, lo que significa menos del 2% de la población.
La brecha de estas carreras está asociada con dos hechos: el primero es que, durante la etapa escolar, las mujeres desarrollan menos habilidades hacia las matemáticas, según los últimos resultados de las pruebas PISA, Colombia registró un desempeño bajo en matemáticas, y dicho desempeño fue particularmente más bajo en las mujeres que en los hombres. Esto responde, en parte, a los estereotipos, por ejemplo, que no hay mucho interés en este tipo de formación; y, por esa razón, en las aulas de clase tampoco hay muchas veces énfasis en transmitir a las niñas el interés por el desarrollo de las matemáticas.
Otra barrera que impide a las mujeres estudiar estas carreras es la brecha digital: En Colombia, un 19% de la población femenina, entre 15 y 49 años, no ha superado la brecha de acceso del uso de las tecnologías de información y comunicaciones. Y esta brecha se amplía significativamente en el caso de las mujeres rurales.
Una menor apropiación y utilización de las tecnologías de información por parte de las mujeres, dificulta la transición del colegio a la universidad, y luego de la universidad al mercado laboral. Bajo este contexto, la educación y la ciencia se alzan como las herramientas transformadoras que permitirán a las mujeres adaptarse plenamente al futuro del trabajo en nuestro país y en el mundo entero.
La evidencia demuestra que en la actualidad no se está garantizando la inclusión equitativa de nuestras niñas y mujeres a estas áreas o carreras del futuro, lo que les permitiría adaptarse a las exigencias del mercado laboral.
Según la OCDE, sólo el 14% de las mujeres menores de 24 años en Colombia, estudian estas carreras, mientras que el promedio de los países miembros es del 16%, tenemos una diferencia de dos puntos. En materia de investigación, de un total de 13 mil investigadores registrados en Colciencias, el 37% son mujeres y el 63% son hombres; a pesar del esfuerzo, tenemos una brecha bastante amplia.
Según el Observatorio laboral del Ministerio de Educación, en el área de tecnología, las mujeres representan el 25% de los graduandos, y en las ingenierías, tan sólo el 33%. A nivel de programas doctorales, según el Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología, entre 2007 y 2016, del total de egresados de programas doctorales en ingeniería y tecnología, tan solo el 27% correspondió a mujeres
Y en el caso de las ciencias naturales y exactas, donde la doctora Mábel Torres, nuestra ministra de Ciencias y Tecnología es una gran experta, la participación de las mujeres fue tan solo del 36%.
Con respecto al nivel de apropiación, uso y acceso de la TIC, por parte de las mujeres en Colombia, la encuesta promovida por la Ministra Silvia Constaín, reveló que 7 de cada mil mujeres, han participado en el desarrollo de tecnologías, mediante la creación de algún tipo de aplicaciones. Las mujeres se califican a sí mismas con una nota de apenas el 3,9, respecto a su conocimiento y habilidad para usar el internet, en una escala de 1 a 5.
Hay estereotipos muy marcados en la sociedad, como cuando se dice “esas son carreras para hombres”, o “a mis padres no les gusta”, o “mi mamá dice que yo no debo estudiar ingeniería”. Esto determina de manera muy evidente cómo las niñas, en la etapa en que están escogiendo su profesión, se dejan guiar por estos estereotipos y terminan cerrándose las puertas en estas áreas del conocimiento en las cuales, sin duda, no sólo contribuirían muchísimo a la sociedad, sino que tendrían un mayor desarrollo profesional y un mejor nivel de ingresos.
Como sociedad tenemos un gran reto. Estamos en el Gobierno del Presidente Iván Duque, que ha hecho la apuesta a fondo por la equidad de género, pero sabemos que esto es algo que no depende sólo del Gobierno y que ello no lo vamos a ver realizado en 4 años. Él ha hecho un esfuerzo enorme, de romper ese mito y mostrar que en el gabinete ministerial puede haber, como existe hoy, un 60% de ministras mujeres, todas ellas escogidas por su gran conocimiento, preparación, experiencia, por su vocación de servicio en todos los casos.
Estamos haciendo un esfuerzo enorme desde el Gobierno para que esta transformación realmente llegue a la sociedad. Y sea la sociedad colombiana la que se empodere con este compromiso de abrir puertas para la verdadera equidad de las mujeres en nuestro país.
Para romper los estereotipos en todos los campos, especialmente en estos de las matemáticas, de las tecnologías, de las ciencias, hay que acelerar el cierre de las brechas, tal como lo planteó la Misión de Sabios que convocamos con el Presidente de la República, y que nos entregó a nosotros su informe, a finales del año pasado.
En ese informe, proclaman por una sociedad del conocimiento para la próxima generación de colombianos. Al inicio de ese documento, hay una compilación de los sueños de muchos niños y adolescentes, sobre nuestro país, dentro de 20 años. Niñas, jóvenes, mujeres, como ustedes, como las que están acompañándonos hoy, debemos construir las condiciones que le permitan a Colombia, alcanzar su máximo potencial.
Como lo he dicho muchas veces, ojalá que algún día podamos ver todas nosotras, esa mejor versión de Colombia; lograr la mejor versión de Colombia significa apostar a muchas transformaciones sociales, culturales, pero -sobre todo- a esa inclusión de todos y todas, dentro de las oportunidades de nuestra sociedad, empezando por la inclusión de todas las mujeres.
Ellos dicen: el país que soñamos es un país donde todos los niños y niñas puedan estudiar; donde podamos tomar agua del río, donde las personas sean alegres, vivan en paz, donde haya posibilidad de salir de la casa sin tener miedo, donde no tengamos violencia, donde haya convivencia alegre y sana entre las personas, donde cuidemos de los animales, no haya hambre y recibamos siempre bien a los inmigrantes.
Un país de todos los colores, donde la tecnología se use para bien, donde todos reciclemos las basuras, donde la ciencia nos permita estar en la capacidad de descubrir cosas fantásticas, donde aprendamos a respetar a las culturas indígenas y afrocolombianas, y entendamos que ellos han hecho aportes muy valiosos a nuestro país y que su conocimiento también vale. Donde haya oportunidad para que los campesinos y las personas de bajos recursos en todos los lugares de Colombia, tengan los mismos derechos, y donde no haya obstáculos para acoger a niños con alguna limitación o discapacidad. Donde la educación no se sienta como una obligación, sino como una oportunidad que disfrutemos; donde todos puedan aprender muchas cosas, para lograr aplicarlas en su vida. Donde los pobres y los inmigrantes tengan donde dormir, un país donde se puedan promover hallazgos científicos que le sirvan a todo el mundo y donde todos nos respetemos y se crea en las ideas de los niños, al igual que se cree en las ideas de los adultos.
Ese es el introductorio de ese informe de la Misión, fue el resultado de la entrevista que hicieron a varios niños y niñas de Colombia, y en esa Misión encontramos nosotros claves muy importantes, en temas como la evaluación y medición del impacto de las políticas e inversiones en ciencia, tecnología e innovación, con perspectiva de género. También, la necesidad de convocar a las universidades a considerar un cambio en los sistemas de admisiones de las instituciones de educación superior, para compensar desigualdades que vienen desde la educación previa.
En el documento, se convoca a la sociedad y al Gobierno a abrir la discusión sobre la conveniencia y posibilidad de establecer acciones afirmativas que compensen las inequidades étnicas, de género y regionales, que son muy marcadas hoy en la educación de nuestros colegios.
Recomiendan que las líneas programáticas incluyan siempre los determinantes de la salud y el bienestar para todos: el medioambiente, la infraestructura, la equidad de género, la seguridad alimentaria, la tranquilidad.
De tal manera, que tenemos una oportunidad maravillosa. Estamos hablando de esta cuarta Revolución Industrial, de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que nos ponen unos desafíos enormes para el año 2030; entendiendo que uno de esos objetivos es la equidad de género, pero que hay otros objetivos también relacionados con el avance de la ciencia, los que tienen que ver con las energías renovables, con la investigación científica y tecnológica sobre los océanos, la biodiversidad.
Tenemos en este momento esta oportunidad maravillosa de contar en nuestro gabinete con un grupo de mujeres y de hombres, porque hay que decir con absoluta sinceridad que los hombres de nuestro gabinete entienden que este es un compromiso que también los incluye, que cada uno de ellos, en las políticas públicas de sus respectivas carteras, tienen que tener este énfasis en la equidad para las mujeres.
Por esa razón, hoy para nosotras es muy satisfactorio estar conmemorando este día, dando vida a este fondo que se ha creado con los recursos aportados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, pero lo más importante, aquí vamos a tener la participación de varios actores privados, cooperantes internacionales, y esperamos que este Fondo realmente tenga una influencia definitiva en que haya muchas mujeres que ingresen a estos campos del conocimiento.
Este Fondo Mujer, Equidad y Ciencia funcionará bajo la sombrilla del actual fondo Francisco José de Caldas, que lo está administrando hoy el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y tendrá cuatro ejes de acción: servir como apoyo para la capacitación en profesiones STEM, para nuestras niñas, tanto en carreras técnicas como universitarias; segundo, incentivar el bilingüismo y las pasantías de las jóvenes y niñas de Colombia a nivel internacional; tercero, fomentar el emprendimiento de las mujeres en las áreas STEM; cuarto, promover más mujeres en los equipos de investigación y desarrollo en las empresas de Colombia.
Nosotros hemos contado con la suerte maravillosa de tener en el Ministerio de Minas y Energía a una mujer, la doctora María Fernanda Suárez, muy sensible a los temas de género, muy comprometida con este tema de la equidad, y ese campo de la minería, del sector de hidrocarburos, donde tradicionalmente han sido los hombres los líderes; ella también está muy comprometida en ayudarnos a romper mitos, a que haya cada vez más mujeres en la alta dirección de las empresas mineras, petroleras en nuestro país, y también lograr que esas empresas se comprometan aportando recursos para los fondos que se van a crear como consecuencia de esa misión. Pero también que, en este Fondo para la mujer en la ciencia y la tecnología, tengamos –con ese liderazgo de la Ministra- muchas empresas petroleras y mineras que nos acompañen para tener un Fondo muy robusto que, estoy segura, va a dar grandes resultados.