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Columna

Al ritmo del New Deal coreano. Debemos apostarle a convertirnos en el ‘milagro’ latinoamericano de las próximas décadas.

Por Marta Lucía Ramírez.
Vicepresidenta de la República

Pese a los casi 15.000 kilómetros de distancia que separan a Colombia de Corea del Sur, somos dos países que compartimos una larga historia de cooperación y amistad. Este año se conmemoran 70 años de la guerra de Corea, que devastó a esta nación asiática. Colombia, respondiendo al llamado de la ONU, le envió personal militar, así como apoyo, dinero y comida para su recuperación.

Ambos países se separaron en su camino hacia el desarrollo. Tras la guerra que sumió a Corea en máximos niveles de pobreza, logró consolidar un exitoso proceso de repotenciación que le valió ser reconocida como milagro económico en la segunda mitad del siglo XX.

En contraste, al igual que los países latinoamericanos, Colombia mantuvo una tasa de crecimiento constante, muy por debajo de la registrada por Corea. En 1970, ambos países tenían un PIB per cápita similar (cercano a los 300 dólares); para 2015, Corea lo había multiplicado cerca de 100 veces, mientras que Colombia lo incrementó 18 veces. ¡En el mismo lapso, Corea superó y más que quintuplicó el avance de Colombia!

No hay duda de que Corea convirtió una crisis en oportunidad, logrando dar un salto cualitativo e incrementar el bienestar de su población. Es precisamente este mensaje el que quiero transmitir: para superar el impacto de la emergencia sanitaria, al igual que lo hizo Corea en la posguerra, nos urge tomar decisiones para la transformación productiva de la economía colombiana con un horizonte de largo plazo. Debemos apostarle a convertirnos en el ‘milagro’ latinoamericano de las próximas décadas.

En dicho propósito, nuestro gran aliado nuevamente nos muestra el camino. En julio, el presidente Moon Jae-in anunció la agenda de reactivación para superar la crisis y sentar las bases del crecimiento económico en la era poscovid, mediante la inversión de 133.100 millones de dólares a 2025 y la creación de cerca de 2 millones de empleos. El New Deal coreano busca la evolución productiva apuntalado en dos apuestas: la transición hacia la economía digital y la consolidación del crecimiento verde.

Para robustecer el ADN digital de la economía, construirá 12.000 fábricas inteligentes y apoyará más de 1.000 emprendimientos para la prestación de servicios no presenciales, migración de la administración pública a tecnología 5G e implantación de innovación digital en espacios urbanos y complejos industriales. La educación será fortalecida brindando cubrimiento wifi de alta velocidad a la totalidad de colegios y proveyendo computadores, tabletas y plataformas para educación virtual.

Centrará la apuesta por una economía más amigable con el medio ambiente, en la construcción de infraestructura limpia, mediante la conversión de 225.000 inmuebles públicos, 440 casas de cuidado y 1.148 facilidades culturales en edificios de energía cero. Para disminuir emisiones de carbono, construirá una red inteligente para la gestión energética eficiente de 200.000 hogares.

Los resultados ya se dejan ver. Mientras que para 2020 se estima que los países Ocde experimentarán, en promedio, una contracción del PIB del 7,6 %, en Corea esta figura se ha revisado a -0,8 %.

Nuestra agenda de reactivación ‘Compromiso por el futuro de Colombia’ apunta hacia ese mismo norte, en tanto los componentes digitales y el crecimiento limpio la cimientan. Sin embargo, para resultados tangibles debemos, como sociedad, imponernos metas igualmente ambiciosas.

Así como el K-pop inunda las emisoras del mundo y su ritmo llega a nuestros jóvenes, así también debemos movernos al ritmo de la digitalización y el crecimiento limpio que promueve el New Deal coreano.

Publicada en El Tiempo
https://bit.ly/3fb3aNG

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