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Discurso

Palabras de la Vicepresidente de la República, Marta Lucía Ramírez en la celebración de los 170 años del Partido Conservador

Bogotá, 3 de octubre de 2019

Saludos protocolarios…

Cuando tuve la oportunidad y el privilegio de enarbolar la bandera del Partido Conservador como candidata a la Presidencia de la República, en la campaña del 2014, hubo en ese momento varios conservadores que se acercaron y con una gran generosidad me dieron su respaldo, pero también su consejo, sus ideas, su afecto; hoy ninguno de ellos está ya con nosotros, y quiero desde acá decirles gracias por lo que hicieron por el Partido Conservador, por mantener siempre vigentes sus ideas. Gracias por lo que hicieron por nuestro país; en primer lugar, al expresidente Belisario Betancur; en segundo lugar, a nuestro gran amigo Mariano Ospina Hernández, que fue también un extraordinario amigo, un gran conservador, a Olga de Ospina, que nos dejó recientemente, y a nuestro amigo Heriberto Sanabria que también nos acompañó en todas estas lides en la política.

Quiero agradecer el apoyo que hemos recibido del Partido, le agradezco Señor Presidente Ómar Yepes, por el apoyo que el partido le da al gobierno del Presidente Iván Duque, le agradezco a toda la bancada por su apoyo permanente a la labor de nuestro gobierno; sabemos que no ha sido fácil, estamos haciendo un trabajo permanente por transformar buena parte de las costumbres políticas, pero contar con el apoyo del Partido Conservador nos ha dado fortaleza, nos ha dado mayor gobernabilidad y estamos seguros que nos va a dar la posibilidad de triunfar, como Colombia se lo merece, en este gobierno que va a ser determinante para impedir que la izquierda y el populismo se tomen el manejo del Estado y se tomen la sociedad colombiana.

Hoy estamos conmemorando 170 años de la fundación de esta colectividad, que casi que empata con la fundación de nuestra nación. Precisamente ahora que el presidente Duque me encargó de liderar toda la conmemoración por el bicentenario de nuestra independencia, de nuestra libertad, tenemos nosotros que agradecer este valor, está capacidad militar, pero también de movilizar a la sociedad que tuvieron los generales Bolívar, Santander y Anzoátegui. Fue pocos años después realmente cuando salió el Partido Conservador, nuestros dos partidos históricos, porque presidente Yepes, usted hacía ese reconocimiento, ahora que está tan de moda hablar mal de la política y de los partidos, nosotros tenemos que recuperar la importancia que tienen los partidos en una democracia y reconocer que esos dos partidos tradicionales e históricos construyeron esta República y todas esas instituciones de las cuales los colombianos nos preciamos tanto. Dejaron un legado importante en buena parte de América Latina, y ahora que está tan de moda desprestigiar a la política tenemos nosotros que salir más que nunca y honrarla, haciendo una buena política con B grande, la qué significa un buen manejo del Estado y un gran compromiso con las instituciones, porque eso, y no otra cosa, es lo que significa hoy el partido Conservador.

Sus 170 años de historia son fundamentales, pero lo más importante es lo que representan la institucionalidad y la capacidad de darle continuidad en el largo plazo a las ideas que han permitido la creación y el fortalecimiento de esta República, a pesar de tantas vicisitudes. Es paradójico que, después de 200 años de historia republicana, nuestras instituciones estén en un grado de fragilidad tan grande, generando una creciente amenaza de populismo auspiciado por el pesimismo, el oportunismo de muchos, por el amarillismo de tantos otros. Y nosotros, estas generaciones que estamos hoy acá, no podemos permitir que a Colombia se la tome el pesimismo, ni el oportunismo, ni el populismo y mucho menos el amarillismo.

Tenemos que reconocer que hay cosas que debemos cambiar en nuestra sociedad y que tenemos que mejorar, pero que también tenemos cosas muy valiosas, instituciones; que todo este legado que hemos recibido, sin duda, amerita la lucha de cada uno de nosotros por crecer más, por hacer de Colombia un país más grande más relevante desde el punto de vista económico y desde el punto de vista internacional.

Justamente ahora que estamos conmemorando 200 años de la independencia, 170 años del Partido Conservador, estamos nosotros con el Presidente Iván Duque gobernando con un sentido de trascendencia; sabemos que este es un período que no puede pasar a la historia lánguidamente, este es un periodo que tiene que servir para recuperar la confianza de los colombianos en las instituciones, así como el compromiso de los ciudadanos de luchar todos unidos por sacar adelante a nuestro país. Por eso, con el Presidente Duque, sabemos que estamos en la obligación de hacer un gobierno que resulte exitoso, pero precisamente porque no somos un gobierno de egos, ni de adulaciones, ni de vanidades, somos un gobierno que todos los días le dice a los ciudadanos: los necesitamos a ustedes, los necesitamos a todos, necesitamos de los partidos, necesitamos de cada colombiano, porque es, estando juntos, como vamos a poder sacar adelante a Colombia y asumir los desafíos que tiene nuestro país.

Tenemos realmente un gran peligro porque Colombia está amenazada, aquí nosotros no podemos soslayar la verdad, no podemos tener pesimismos, pero tampoco podemos dejar de reconocer que tenemos una democracia amenazada, en primer lugar, por la pérdida de confianza de los ciudadanos, amenazada como lo decía el expresidente Andrés Pastrana, por el cáncer de la corrupción que se ha devorado desafortunadamente millones de recursos públicos, que se han debido invertir en educación, vías terciarias, en salud, en el campo, darle prosperidad al campesino, acabar la desigualdad y la informalidad del campo, y es el cáncer de la corrupción una amenaza la democracia colombiana, porque es precisamente por ese cáncer que se ha perdido la confianza de los ciudadanos, y tenemos que ser capaces nosotros de recuperar esa confianza, pero también sabemos que tenemos la amenaza externa derivada hoy de nuestra hermana Venezuela; sabemos que no es el pueblo venezolano, pero sí el régimen venezolano, esa dictadura, como bien decía el expresidente, esa dictadura del narcotráfico y criminal que tiene hoy fuera de su país a la institucionalidad, porque la institucionalidad legítima de Venezuela está hoy por fuera, está en Colombia, está en la diáspora que se reparte en distintos países, y esa es una amenaza para Colombia porque Venezuela se volvió el abrigo de los grupos terroristas internacionales, del narcotráfico, de la minería ilegal, y lamentablemente eso pone en riesgo el futuro de nuestra democracia.

Por esta razón, el Presidente Duque ha tomado con tanto empeño el llevar esta voz que reclama la independencia, la libertad, el regreso de la democracia a Venezuela; y lo viene haciendo con su Canciller, lo venimos haciendo varios de nosotros. Y sabemos que este es un momento en donde mantener esa voz es un asunto de supervivencia, de responsabilidad y de ética. 

Yo recuerdo cuando hace muy pocos meses, años, varios de los comentaristas se burlaban del término que se acuñó por parte el expresidente Pastrana y del Expresidente Uribe, cuando hablaban del Castro-chavismo, y los comentaristas, con gran desprecio, decían eso qué es, eso no existe; claro que existe, y ahí lo estamos viendo, y estamos viendo toda una estrategia que, desde el Foro de Sao Paulo, tiene la pretensión de tomarse ni más ni menos que todo esté hemisferio, de  tomarse ni más ni menos que todas estas democracias, porque en todos los países latinoamericanos, por unas razones u otras, en unos un poco más, en unos un poco menos, hay un desánimo ciudadano, hay desconfianza ciudadana frente al Estado, y eso es lo que está aprovechando justamente todo ese populismo, que con el membrete del Foro de Sao Paulo, con el membrete del socialismo del Siglo XXI, ha ido inoculando su germen en todas las democracias. Y la democracia colombiana es vulnerable frente a esa situación.

Por eso, el Presidente Duque merece todo el respaldo del pueblo colombiano cuando eleva su voz, cuando critican, cuando denuncia, cuando presenta pruebas irrefutables como las que presentó la semana pasada en Naciones Unidas, más allá de que haya faltado a la cita para indicar cuál es la fuente de una determinada fotografía, lo cierto es que el contenido de ese dossier y las pruebas que presentó no ameritan la más mínima duda. Tenemos el riesgo justamente porque en Venezuela se da abrigo, deliberadamente, a sabiendas, desde hace muchos años, violando la resolución 1373 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, a los grupos terroristas y a los grupos narcotraficantes de Colombia y del mundo entero, y esa es una gran amenaza para Colombia.

De tal manera que, en nuestro gobierno, no va a haber un silencio cómplice para oxigenar una dictadura. Nosotros sabemos muy bien que, desafortunadamente, el silencio termina convirtiéndose en condescendencia y en complicidad frente a una dictadura, y eso es lo que vimos durante muchos años en América Latina. Cuando ya era evidente la tendencia hacia la dictadura, muchos prefirieron guardar silencio, muchos prefirieron desconocer esa carta democrática de la OEA, impulsada en el año 2000, cuando Andrés Pastrana era el Presidente de Colombia y Guillermo Fernández su Canciller, y al desconocer esa carta democrática de la OEA, porque resultaba mucho más popular tratar de tener cercanía con todo ese movimiento del socialismo del Siglo XXI, ese silencio condujo al desastre que hoy vive el pueblo venezolano y que hoy vivimos todos, porque el desastre del pueblo venezolano lo estamos sufriendo todos los países del hemisferio.

Por supuesto, Colombia, más que ninguno, debe seguir recibiendo y apoyando  toda esta migración venezolana, porque son nuestros hermanos, porque son sangre de nuestra sangre, porque son los hijos de muchos colombianos que se fueron en otra época a Venezuela, pero porque, como ya dije antes, desafortunadamente también están viviendo esta situación por ese silencio cómplice que tuvimos acá, pensando que para lograr la paz teníamos que entregar la democracia venezolana, cuando sabemos que esa es una ecuación imposible: sin paz en Colombia no hay democracia en Venezuela y sin democracia en Venezuela jamás habrá paz en Colombia, por esa razón nosotros no podemos tener hoy silencios cómplices, y yo creo que es interesante revisar lo que en muchas partes están analizando, en este momento, sobre el futuro de las democracias.

Hay un libro que recientemente tuve oportunidad de leer, por un regalo que me dio un amigo, que se llama: Cómo mueren las democracias, de dos autores que se llaman Steven Levitsky y Daniel Ziblatt. Al analizar cómo mueren las democracias, ellos señalan justamente el papel que cumple el silencio frente a los primeros asomos de las dictaduras, ellos señalan, por ejemplo, cómo las dictaduras de Hitler y Mussolini se consolidaron precisamente gracias al silencio, no solamente de los propios ciudadanos, sino también de muchos líderes que vieron en ese momento conveniente, apoyar esos movimientos radicales, porque hicieron el cálculo de que a ellos les iba a convenir ese apoyo; y por supuesto que les convino en el corto plazo, a cambio del desastre que significaron estos regímenes y lo que significó tener a Hitler y a Mussolini, desafortunadamente, en la historia de la humanidad.

En nuestro gobierno, seguiremos trabajando todos los días para demostrar que cuando hay amenazas para Colombia, aquí nosotros no podemos actuar ni con apaciguamiento ni con timidez; cuando hay amenazas para Colombia, tenemos que actuar con carácter y vehemencia, defendiendo desde la institucionalidad, cumpliendo con el Estado de Derecho, respetando los derechos humanos, pero con absoluta contundencia defendiendo a nuestro país de cualquier riesgo. Eso es lo que está inscrito en el ideario conservador que hoy cobra más vigencia que nunca: la promoción de la democracia, el empoderamiento de la ciudadanía, el respeto al Estado de Derecho, la garantía de la seguridad, del orden, el fortalecimiento de las instituciones, tal como lo manifestó el Presidente Pastrana Borrero, en la celebración de los 85 años de la Sociedad colombiana de Ingenieros: la verdadera revolución no es la que destruye ni la que lleva al caos ni a la anarquía,  la verdadera revolución es la que edifica, es la que construye, y esa tiene que ser la revolución que nosotros logremos que se hagan acá en Colombia.

Porque hoy escuchamos nosotros muchas voces en el Congreso y en varios lugares de nuestro país y muchos de los aspirantes a las elecciones de este mes de octubre, todos los días, haciendo gala de su verbo, precisamente para destruir instituciones, para destruir confianza. Yo tengo que agradecerle a la bancada conservadora y agradecerle a usted Senador Cepeda, por la defensa que han hecho con carácter, de lo que es totalmente defendible, de la actitud de nuestro gobierno, la actitud de la Ministra de Transporte, la actitud mía, porque, expresidente Pastrana, como usted decía  -realmente usted es uno de los ex presidentes que ha honrado a Colombia, porque jamás tuvo cuestionamientos- hay cuestionamientos que se hacen a sabiendas de que son calumniosos, a sabiendas de que son injustos y en esos momentos también es necesario tener el carácter de salir a defenderse, y tener el carácter de salir a defender cuando se sabe que el ataque es injusto; y le agradezco muchísimo a usted Senador Cepeda, en nombre de la bancada conservadora.

Hoy, cuando hay tantos cantos de sirena, diciéndole a los colombianos que todo está mal, que todas las instituciones dejaron de funcionar, que la economía colombiana es un desastre, que todos los que estamos al frente del Estado somos corruptos, tenemos que entender que esto no es casual, aquí hay una estrategia, y la estrategia no es solo debilitar la confianza de los colombianos y acabar el respaldo ciudadano a estas instituciones. 

Este partido, fundado en 1849, bajo la influencia de las ideas progresistas de Edmund Burke, del conservadurismo, de la Revolución Francesa, del pensamiento de Simón Bolívar, ha contribuido a los grandes logros que han marcado nuestra historia republicana y se ha enfrentado con firmeza a las amenazas de la demagogia, porque eso que estamos viendo hoy, en buena parte de los políticos que están en campaña, en buena parte de esa izquierda que quiere decir que aquí todo funciona mal, es pura demagogia y en esa demagogia, sin duda, hay un peligro, pero también hay una oportunidad, porque hay que desenmascarar a los demagogos, hay que preguntarles por qué nunca actuaron frente a la ruptura de la democracia venezolana, por qué nunca actuaron viendo tantas evidencias de corrupción que venían desde hace muchos años, por qué más que estar haciendo permanente alarde del verbo, no construyen instituciones, como lo ha hecho el Partido Conservador durante 170 años de historia, porque indistintamente de cuál fue el gobierno conservador, todos dejaron un legado de instituciones, la Policía Nacional, la Fuerza Aérea, el Banco de la República, Ecopetrol, La Contraloría General de la Nación, el Icetex, tan absurdamente golpeado y atacado por una horda que no son estudiantes, con seguridad; yo tengo que decir que buena parte de esos encapuchados, tiene que ser de los encapuchados que nos han mandado desde Venezuela, porque esos no son los estudiantes colombianos y salen a destruir el Icetex, que es justamente una institución que está haciendo todo el esfuerzo por reducir al mínimo el costo de la financiación, para que todos nuestros estudiantes puedan tener una educación superior de calidad.

De tal manera que el legado del Partido Conservador, es contundente, es un legado que cuando se ha requerido fortalecer la presencia del Estado, lo ha hecho con dedicación, pero también es un legado que cuando se ha necesitado hablar de paz, ha salido a hablar de paz, con toda la legitimidad, y ha hecho todos los esfuerzos por la paz. Nosotros debemos recordar que durante el último gobierno conservador se creó, como ya lo recordaba el expresidente Pastrana, ese Plan Colombia que nos sirvió a nosotros para fortalecer a nuestro Ejército, para fortalecer la Fuerza Pública, y eso después de que se había recibido un país en donde el común denominador de los extranjeros consideraban a Colombia como un estado fallido, en el año 1998, permitió que ese Plan Colombia, durante 4 años fortaleciera a la Fuerza Pública y nos permitiera después, con el expresidente Uribe, recuperar en buena parte la seguridad de los colombianos y luchar decididamente contra el narcotráfico.

Nosotros sabemos que hoy por hoy hay que retomar buena parte de esa tarea, uno quisiera decir que vamos a estar avanzando siempre y nunca hay retrocesos, pero tenemos que reconocer que hubo un retroceso, cuando usted Presidente Pastrana, recordaba ahora el Plan Colombia, yo recordaba que tuve la oportunidad de ser su Ministra de Comercio Exterior y lo acompañé a pedir apoyo para Colombia, pero sobre todo, lo acompañé viendo cómo todos los días le volvían a abrir las puertas a Colombia de una cooperación internacional que estaba cerrada como consecuencia del proceso 8.000; pero en ese momento cuando dijimos hay que fortalecer la fuerza pública pensábamos que esa fuerza iba a seguir siempre robusta, comprometida con la defensa de los ciudadanos y con establecer el orden en nuestro país; y yo tengo que decir que hoy tenemos que retomar buena parte de esa tarea, porque lo que nos hemos encontrado con el Presidente Iván Duque, desafortunadamente guardadas las proporciones, es parecido a lo que usted encontró: una Fuerza Pública que, si bien no podemos decir que está desmoralizada, sí está muy desconcertada, yo creería que la palabra es desconcierto, porque hoy vemos nosotros en el banquillo de los acusados a nuestros generales, oficiales, suboficiales y soldados, y en cambio vemos en el banquillo de los acusadores, desde el Congreso, a quienes lo que hicieron fue  levantarse en armas contra el Estado, contra la institucionalidad  y contra la sociedad colombiana.

Tenemos que retomar esa tarea, seguir fortaleciendo nuestra fuerza pública, darles el respaldo jurídico que merecen, mostrarles que si hay una seguridad jurídica a la cual ellos pueden aspirar, eso es lo que está haciendo el Presidente todos los días, pero también hay que decirle a nuestra fuerza pública que así como la sociedad colombiana necesita confiar en ellos, ellos también pueden volver a confiar en la sociedad colombiana, porque muchas veces, con razón, se han sentido abandonados,  abandonados  y han sentido una sociedad colombiana a espaldas de lo que significa la fuerza pública colombiana; y hoy tenemos nosotros en el Presidente Iván Duque y en su liderazgo, la certeza de que estamos recuperándola tal y como usted también lo hizo con este Plan Colombia en el año 98 hasta el año 92.

Históricamente el Partido Conservador ha defendido valores que son esenciales para el progreso de una sociedad, la propiedad privada, la libertad económica que son las únicas que realmente permiten alcanzar el verdadero bienestar social.  No es a apunto de populismo, dadivas, subsidios, regalos y ofrendas a los ciudadanos como sale adelante una sociedad, claro que hay que darle subsidios a los más pobres y a los más viejos, pero a los demás hay que darles la oportunidad de educarse, la oportunidad de trabajar, de tener un empleo digno y estable; a los demás hay que darles la oportunidad de tener un emprendimiento, y a eso está  dedicado nuestro gobierno.

La ley de financiamiento, el Plan Nacional de Desarrollo, las medidas que se han adoptado, lo que estamos haciendo en este momento, los Pactos por el Crecimiento con todos y cada uno de los sectores, están dirigidos a que haya más crecimiento económico, más generación de empleos porque eso es lo que le da dignidad a la vida de una persona. No es el sentirse dependiendo de la limosna lo que dignifica al ser humano, la dignidad del ser humano depende de saber con su trabajo y su esfuerzo es capaz de generar los ingresos que necesita para su familia y para sacar adelante todas sus necesidades.

El Partido Conservador, como lo ha dicho muchas veces el expresidente Pastrana, y también el presidente Yépez,  desafortunadamente ha perdido de alguna manera ese vigor, esa alegría, esa fuerza que tuvo en el pasado, y tenemos que reconocer que es así, no nos podemos decir mentiras entre nosotros, tenemos que ser capaces de recuperar ese vigor y lo más importante es recuperarlo con las ideas, con las propuestas, con las banderas que agite el Partido en todo el país. Y yo creo que son muchísimas las que el Partido puede retomar, porque fueron sus banderas de siempre: la de la justicia, necesitamos un Partido Conservador actuando permanentemente en el Congreso y en todos los escenarios para reivindicar una justicia pronta, cumplida y eficaz que acabe la impunidad en nuestra sociedad. Necesitamos un Partido Conservador que retome buena aparte de lo que se hizo por parte del Presidente Betancur y de tantos, en materia de educación y que apoye la tarea que está haciendo el gobierno, precisamente para demostrar que ahora con la educación digital, con la cual puede haber acceso universal a la educación superior, nuestros jóvenes pueden lograr convertir a Colombia en ese país del conocimiento, y el Partido Conservador puede y debe tomarse esas banderas.

El Partido Conservador puede tomarse la bandera de reglamentar la protesta social. Cuando usted era presidente del Partido, senador Hernán Andrade, lo hablamos, lo hemos hablado con varios de ustedes, lo hablamos cuando le presentaron al Presidente los proyectos de ley del partido. Nosotros sabemos que la protesta es un derecho esencial en una democracia, disentir, reclamar, rechazar lo que el ciudadano considera que está mal en el Estado, pero una cosa es la protesta y otra las vías de hecho; es urgente reglamentar la protesta social porque la anarquía que vimos la semana pasada, nos está notificando de que esto va a seguir y que el  país va a estar en modo protesta, hoy por los estudiantes, ayer por los campesinos, mañana por los transportadores, pasado mañana no sabemos, este país en modo protesta por más Estado, por más economía que tengamos puede dejar de ser viable. Tenemos entonces allí otra bandera fundamental para que la tome el Partido Conservador.

Tenemos que lograr que lo que se está haciendo, de revisar, serenamente, sin afectar nunca a los trabajadores, sin vulnerar sus derechos adquiridos, pero si revisar cuáles son las condiciones laborales que convienen, tanto para la competitividad de las empresas, como para la generación de nuevos empleos; Colombia necesita generar más empleos, Colombia necesita formalizar el campo, -aquí veo al Doctor Jorge Cárdenas, un gran líder- lo que ustedes hicieron en la Federación de Cafeteros, tenemos que poder hacerlo en todo el campo colombiano, llevar a Colombia a producir 20 millones de hectáreas en alimentos, pero hay que fortalecer el sector cacaotero, por supuesto todos los distintos sectores, la palma, las frutas, la horticultura, todo, para eso hay que formalizar el campo y hay que pensar de qué manera se puede flexibilizar nuestro régimen laboral para permitir esta compatibilidad, entre la competitividad las empresas y la formalización del campo colombiano.

Nuestro historiador joven, el académico Juan Esteban Constaín, narraba en el libro de Álvaro Gómez su vida y su siglo, el talante de Álvaro Gómez, ya se refería el Presidente Pastrana a él, y él señalaba en su libro, de manera muy emotiva, reconoce que jamás tuvo gran admiración por el líder cuando estaba vivo, lamentablemente nos sucede, cuando las personas ya no están las valoramos en toda su dimensión; pero cuánto hubiera sido diferente Colombia si hubiera escuchado a tiempo las advertencias de Álvaro Gómez sobre el poder corruptor del narcotráfico, pero sobre todo sobre ese poder de lo que él denominaba el régimen que se ha infiltrado en distintos sectores de la sociedad colombiana, el régimen que no hace diferencia de clases sociales, ni de regiones, ese régimen que se ha enquistado en la contratación, en la burocracia oficial, ese régimen que todos nosotros sabemos que existe y que tenemos que estar dispuestos a combatir a través de la justicia, a través de un Estado más transparente y eficiente, porque este régimen y su poder corruptor pone en peligro el futuro de esta democracia.

Estoy totalmente convencida que los que estamos acá sabemos que el Partido no está pasando su mejor momento, pero sabemos que tenemos en la doctrina, en su pasado, en su institucionalidad y en su gente, condiciones suficientes para recuperar la confianza de los colombianos en este partido, para atraer a la generación de jóvenes hacia el Partido Conservador. Quiero agradecer a las nuevas generaciones, y no sé cuántos de ellos están acá, porque me acompañaron dos veces en las campañas presidenciales, en esa Convención memorable y después en la calle recogiendo firmas, y esta generación, estas nuevas generaciones, junto con las generaciones mayores, tenemos todos el desafío de poner estas ideas, otra vez, al servicio de los colombianos, de remozar el partido, de ser capaces de conectar mucho más con las aspiraciones que tiene la ciudadanía.

Quiero finalmente decirles, nosotros sabemos bien que el Partido en muchas ocasiones así vapuleado injustamente pero también muchas veces es porque no hemos tenido la voz suficiente para criticar a tiempo lo que tenemos que criticar, y veo acá, por ejemplo, al Doctor Carlos Holguín, un gran conservador, amigo al que tengo tanto cariño y reconocimiento, cuando se ha asumido el compromiso de modernizar el Partido, de crear todas esas organizaciones, la organización de mujeres, la organización de jóvenes, y siempre insistiendo en que el Partido Conservador tiene que tener una voz clara siempre sobre el acontecer nacional.

Tenemos que ser claros en algo que usted hizo esta mañana presidente Yepes, y que yo lo respaldo. Con toda la franqueza les digo, lo que pasó con Aida Merlano es totalmente inaceptable, y el Partido Conservador tiene que rechazarlo porque nosotros no podemos vernos reflejados, ni en la compra de votos, ni mucho menos en esquivar la justicia, quien falta a la ley tiene que enfrentar la justicia y el Partido Conservador, tiene que hacerlo.  Y esta mañana le oí la declaración del presidente del Partido, Ómar Yepes en ese sentido, declaración que yo felicito, y que acompaño. Tenemos que hacer que la justicia funcione, que la justicia tenga cero tolerancia frente a quienes violan la ley, no importa quién sea, no importa cuál sea su condición, sabemos que entre más dignidad, mayor es la responsabilidad, no puede haber una justicia para los de abajo y otra para los de arriba, pero mucho menos puede haber una justicia para unas personas que se dicen ser de la clase política, cuando sabemos que lo único que han hecho es tomarse la política para su beneficio particular, para el beneficio de una clientela pero no para el beneficio nacional, ni para el interés nacional que es lo que tiene que caracterizar siempre la actividad política.

Nosotros sabemos que el Partido Conservador ha sido víctima también de las malas prácticas en la política, muchas veces fuimos nosotros, cuando tuve esa campaña, de la cual me siento orgullosa, cuando enarbolé las banderas del Partido Conservador como su candidata, tuvimos a Camilo Gómez como nuestro Vicepresidente y nos recorrimos este país con muchísimos de ustedes y les agradezco, pero nosotros sabíamos que era una campaña bien difícil, bien desigual y sobre todo ahora cuando constatamos lo que intuíamos entonces, que había más plata de la que podía haber en esa campaña; cuando sabemos hoy, los colombianos, que tanto la elección como la reelección de Juan Manuel Santos fueron posible gracias a las platas de Odebrech, nosotros tenemos, como conservadores, los congresistas y quienes estamos en el Estado, tenemos la obligación legal y moral de blindar la democracia, de proteger el sistema electoral, de fortalecer las instituciones electorales, de garantizar que no lleguen plantas no bien habidas, ni mal habidas, que distorsionen el resultado de una campaña; porque en el caso de nuestra candidatura, fue esa y no otra la razón que nos impidió haber podido llegar a la Presidencia porque teníamos la propuesta, las condiciones y un partido que sin duda en ese momento también hubiera ayudado a la gobernabilidad que le están ayudando a dar hoy al presidente Iván Duque.

Tenemos que cuidar todos esta democracia, tenemos que lograr que este legado del Partido Conservador se convierte en un compromiso de todos los días, no solamente para hacer bien la tarea de un gobierno sino para transformar el Estado, tener un Estado que le garantice a todos los Colombia sus derechos, un Estado que nos exija a todos las obligaciones, un Estado que nos de las condiciones para incluir a todos en la sociedad, empezando por las mujeres.

Me siendo tremendamente orgullosa de estar en esta Vicepresidencia por primera vez una mujer, orgullosa de estar acompañada de tantas mujeres, con partidos,  sin partido, pero sobre todo, muchas de nuestras amigas conservadoras, fortaleciendo a la mujer colombiana, empoderando a la campesina, empoderándolas económicamente, políticamente, para que la mujer nunca en Colombia vuelva a estar subordinada a las decisiones de otros sino que su voz, su conocimiento, su preparación, su capacidad de trabajo les de siempre las condiciones necesarias para estar hombro a hombro, hombres y mujeres, manejando esta sociedad.

Muchísimas gracias Presidente Yepes, muchas gracias al Senador Andrade que nos llamó también a invitarnos, a todos los amigos que nos han acompañado en el día de hoy y decirles: tenemos un desafío, pero no podemos ser inferiores a este desafío, Colombia reclama más de nosotros, de quienes estamos en el Estado, de quienes estamos en la sociedad, aquí nadie tiene derecho a quedarse sentado en forma pasiva esperando a ver qué hacen otros; no es fácil, estamos en un gobierno que está haciendo la política de una manera distinta, no es fácil decirle a todos los amigos vengan al gobierno y acompáñenos, pero desde el lugar que cada uno ocupa en esta sociedad, tenemos la posibilidad, la capacidad y la obligación de ayudar a sacar adelante a Colombia de este momento, de esta encrucijada.

Lástima que se fue el Director de Planeación, es un joven muy valioso, que tiene en su sangre el conservatismo, su papá fue un gran conservador del César, pero también ha tenido en su formación al conservatismo, porque uno de sus grandes maestros y de esos grandes amigos, que está aquí sentado, Hernando José Gómez, influyó muchísimo en Luis Alberto Rodríguez, y este joven es una de las personas que tiene hoy por hoy ese compromiso de que estas ideas, que esta doctrina, que esta institucionalidad llegue hasta el más pequeño pueblo de Colombia, y eso tenemos que acompañar a hacerlo nosotros, desde la sociedad, desde la institucionalidad, que cada rincón de Colombia sienta que hay un Estado en el que puede confiar, que cada pueblo de Colombia sienta que hay unas oportunidades que también pueden llegar al alcance de ellos, y esa es la mejor manera en que todos podemos hoy servir a Colombia, garantizar la continuidad de nuestra democracia y frenar cualquier intento del populismo, del comunismo, por tomarse el futuro de nuestro país.

Muchísimas gracias.

  

 

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